Trump amenaza con aranceles del 30% a los productos europeos a partir del 1 de agosto. No se sabe si finalmente los impondrá porque a veces amaga en falso, pero el efecto que provoca es real. Cuando sí impone estos gravámenes, hay actores que ganan. Por ejemplo, las empresas estadounidenses protegidas, como las del acero, ganan millones; los fondos especulativos sacan provecho de la volatilidad; y países como México o Vietnam aprovechan el castigo comercial a China. En todo caso, el ir y venir del imprevisible presidente de EEUU premia, castiga y, en definitiva, reordena el comercio.
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